La historia de Henry Cavill como Superman es tan accidentada como el propio universo que intentó sostener sobre sus hombros. En 2013, el actor británico cumplía su sueño de enfundarse la capa roja bajo la dirección de Zack Snyder en El hombre de acero, el pistoletazo de salida para el entonces ambicioso Universo Extendido de DC, una respuesta frontal —y apresurada— al todopoderoso Marvel Studios.
La película no dejó indiferente a nadie: para algunos, fue una reinvención poderosa y moderna del mito; para otros, un borrón demasiado gris y solemne del idealismo que encarnaba el personaje. Pero si hubo algo que se mantuvo constante fue el compromiso de Cavill con su papel, generando un vínculo con el público que ni las decisiones de los despachos de Warner lograron destruir del todo.
Lo curioso es que en la major intentaron contar con Cavill y el director Michael Bay una vez más antes de que apostaran por el proyecto de James Gunn. Una película que se estrena este verano y se juega mucho en taquilla.
Warner planeaba el regreso épico de Henry Cavill como Superman con el director de Transformers, pero James Gunn lo canceló
Durante años, la secuela de El hombre de acero fue un fantasma que recorría los pasillos de DC Films. El regreso de Cavill en La Liga de la Justicia —y su reivindicada versión de Zack Snyder— sirvió como pequeño bálsamo para los fans. Su aparición sorpresa en Black Adam parecía sellar el inicio de una nueva etapa. Pero en Warner, como siempre, todo puede cambiar de un día para otro.

La llegada de James Gunn y Peter Safran marcó una nueva era. DC Films se reconfiguró como DC Studios y el reinicio fue tan radical como esperado: se desmontaron los planes heredados y Cavill, sin previo aviso, quedó fuera. Para colmo, también se despedía de The Witcher, víctima de batallas creativas que nunca llegaron a buen puerto.
Sin embargo, antes de que ese castillo de naipes se derrumbara, el estudio tanteó nombres para una posible secuela directa de El hombre de acero. Zack Snyder, tras su ruptura con la compañía, estaba descartado. Y entonces surgió un candidato inesperado: Michael Bay.
Según reveló The Wrap, el director de Transformers, Dos policías rebeldes y La Roca llegó a estar vinculado brevemente al proyecto. Su estilo visual —una mezcla de fuegos artificiales, destrucción apocalíptica y cámara al hombro— habría convertido Metrópolis en un campo de batalla al más puro estilo "Bayhem", donde los coches explotan, saltan por los aires y los edificios se derrumban con estilo de videoclip.

La idea nunca cuajó, y con la reestructuración, el proyecto se esfumó. En su lugar, James Gunn tomó las riendas de un nuevo Superman, interpretado esta vez por David Corenswet. Un Kal-El menos atormentado, con menos abdominales CGI y probablemente muchas menos explosiones por minuto.
El Superman de Cavill se ha convertido en uno de los grandes "qué pudo haber sido" del cine moderno de superhéroes. Y pensar que estuvo a punto de estallar —literalmente— en manos de Michael Bay solo añade una capa más de surrealismo a esta epopeya editorial que nunca terminó de despegar.